El duelo es un proceso por el que pasamos ante cualquier pérdida. Ya sea de un ser querido o bien cuando tenemos cambios en nuestra vida en los que nos vemos forzados a renunciar o decidimos terminar con determinada situación (ya sea una pérdida laboral, de pareja, “perder” nuestra libertad al convertirnos en madres, etc.).
No hay duelo igual a otro, ni hay forma de vivirlo correcta o incorrectamente. No tiene una temporalidad definida ni hay fórmulas mágicas para que termine la peor parte.
El duelo es parte de la pérdida y lo vivimos todos como parte de, se experimentan un sin fin de emociones durante el proceso, un día podemos estar muy enojados con el mundo, otro día pareciera que no pasa nada, a veces podemos hacer como que no perdimos nada, otras veces solo nos sentimos tristes. Hay etapas largas, etapas cortas, hay momentos de confusión y de reclamo. Tal vez el cuestionamiento más frecuente que recibimos los psicólogos es ¿y después cómo va a ser? ¿cómo me voy a sentir cuando ya esté bien de nuevo?
A muchos nos puede dar culpa ser felices después de sufrir tanto, o ser felices sin la persona que se fue, sin eso que perdimos. Y por eso vamos y venimos entre las emociones.
Algo importante es permitirnos sentir lo que venga, podemos avisar a la gente que nos rodea el proceso por el que estamos pasando o simplemente hacerles saber que no estamos en nuestro mejor momento, no necesariamente tienen que conocer todos los detalles ni se trata de aislarnos, solo cuidarnos y permitirnos esos momentos.
¿Qué podemos esperar?
Puede ser que lleguemos a convertirnos en alguien distinto en ese proceso ya que no solo renunciamos a lo que perdimos sino renunciamos a quien fuimos en otro momento.
Seremos esa nueva persona en la que nos convertimos después de cierto evento, esa nueva persona que puede volver a ser feliz, que puede ser más fuerte y que puede también tener días malos en los que no quiera aceptar esa nueva realidad.
Pero es importante saber que se puede estar bien de nuevo, que se vale sonreír y que no hay momento bueno o malo para eso, solo existe.
Los procesos de duelo nos pueden llevar a ganar o perder amigos, pero es importante que tengamos claro que el cambio no será solo en un ámbito sino que cambia todo, lo que más nos cuesta entender es que el cambio no siempre es para mal.
Después del duelo hay vida, porque es lo que permanece incluso después de nosotros y cuando perdemos a alguien o algo nos queda esa oportunidad de vida distinta que vale la pena tomar.
*ilustración de pinterest
Que bonito mensaje. Me gusto leerlo porque no sabia definir lo que habia pasado conmigo, ahora se que puedo utilizar la palabra «duelo». Termine con mi pareja, no murio pero si fue una perdida,me pego como pocas cosas me han pegado y no entendia q me pasaba, todo era oscuro, fue como tu dices, un proceso de renunciar a quien era, me costaba mucho aceptar mi realidad y no veia algo positivo. Tuve que ir por el proceso hasta sentirme libre de nuevo. Ahora me doy cuenta que puedo ser feliz de nuevo y he aprendido mucho. Me gusta mucho la nueva version de mi, como si fuera un gusano que paso a mariposa y el tiempo de «duelo» fue tiempo de la crisalida. No tengo nada en contra del gusano, pero me encanta ser mariposa. Muchas gracias por el articulo.
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gracias a ti 🙂
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