Si eres de las mías y amas comer sabes lo difícil que puede resultar el comer bien.

Los alimentos saludables son deliciosos y existe un sin fin de combinaciones para todos los gustos, dulces, salados, frescos, cocinados, no hay problema en cuanto a opciones pero tenemos unas cuantas cosas en contra.

Unas tantitas.

Empezando porque la mayoría de nosotras creció comiendo normal, o lo que hasta hace poco considerábamos normal. Es decir, bastantes alimentos procesados, fritos, no tan buenos. De ahí que cuando pensamos en algo delicioso rara vez se nos antoja un postre crudivegano, una ensalada o un salmon al horno. Todo eso sabe rico, pero usualmente si nos queremos dar un gusto pues, pecamos.

Lo poco saludable entonces, es nuestro enemigo número uno y ahí está el primer error. En esa lucha constante, batalla que vivimos entre desayuno fruta pero como chicharrones no hay que ver a un extremo como el cielo y el otro el infierno porque no tiene que ser así.

El ideal es que nos demos el tiempo de cocinar. Y ya de paso, que cocinemos cada vez más comida real, menos empaques, menos ingredients, más comida. Independientemente del tipo de alimentación que lleves (ya sea que comas o no proteina animal) la clave del éxito para luchar un poco menos en contra de los demonios de la chatarra es consumir alimentos frescos. Re aprender a qué sabe cada cosa sin tanto sazonador, sin tanta sal.

¿A qué sabe la comida? Tal vez si cambiamos nuestra lucha interna por buscar conocer cada sabor de nuevo logremos enamorarnos de otro tipo de alimentación y dejaremos esos gustos para un momento del día, de la semana o del mes, pero nos sentiremos felices comiendo bien. ¿No crees?