Dejar ir es quizás una de las formas más genuinas o completas de experimentar la espiritualidad en la vida.
El primer paso es identificar lo que nos molesta o hace sentir mal, dejar de creer que nos conocemos y aceptar que estamos un poco (o mucho) perdidas en cuanto a quienes somos (emocional y espiritualmente hablando)
Hay que buscar una aceptación más genuina, independientemente de lo difícil que sea la situación que estemos pasando aceptar quienes somos en cada momento y tener paciencia de nuestro proceso de crecimiento nos llevará a poder hacer nuestro el proceso.
Es necesario conocer nuestras emociones, escuchar lo que nos están comunicando y después soltar lo que no nos sirva. A veces en ese esfuerzo por escucharlas hay que abrazarlas y aferrarnos un poco a ellas.
Claro que puede resultar muy incómodo escuchar al miedo, a todas esas inseguridades que solo nos hacen querer salir corriendo (ignorarlas o distraernos cuenta como salir corriendo), si nos atrevemos a enfrentar ese sentimiento incómodo es posible aprender lo que está tratando de decirnos.
No nos vamos a estacionar en el sufrimiento, pero lo tenemos que experimentar. Hay que cruzar muchos puentes para llegar a ese lugar de paz que buscamos.
Una vez que logramos enfrentarnos a esas emociones es posible dejarlas ir. Soltar todo aquello que teníamos dentro sin nombrar, sin entender, sin dejarlo salir, ahora ya puede irse, haciendo espacio para lo nuevo.
Gracias por tan bella reflexión…en este momento me cayó todo a la perfección….gracias
Me gustaMe gusta
Gracias a ti 🙂
Me gustaMe gusta